Los vampiros nunca pasan de moda.
Han sobrevivido largo tiempo desde el Drácula de Stoker o el Nosferatu de Murnau hasta nuestros días.
Vampiros de John Carpenter |
En vano John Carpenter los ha combatido a balazo limpio, Buffy los ha cazado sin piedad, Van Helsing los ha perseguido denodadamente y Vanessa Ives (Oh, Vanessa...) los ha buscado, amado y repudiado, para finalmente sucumbir a ellos.
Las últimas décadas nos han ido acostumbrando a lo impensable: algún vampiro traumatizado por la
Buffy la cazavampiros |
Vanessa Ives (Penny Dreadful) |
"Solo los amantes sobreviven" de Jim Jarmush |
Dracula informatizado |
El glamour es evidente: Esfuerzo cero. Máxima seducción. De trabajar o estudiar, nada.
Sin embargo, últimamente el deseo de morder o ser mordido ha dejado paso al de comer cerebros.
Ahora proliferan las series y películas de zombis.
Los cerebros comidos están de moda |
Contrariamente a los vampiros, los
zombis no consiguen nada, no desarrollan nada. Uno pensaría que al
comerse el cerebro de su vecino o vecina (¡puajj, qué asco!) el
tipo/a/e al menos incorporaría los conocimientos de la víctima. Pues
no, parece que los come cerebros no aprenden nada. Solo destruyen el
conocimiento y expanden su enfermedad, que sigue destruyendo cerebros.
La analogía social también es tentadoramente facilona. La pandemia de negacionistas, antivacunas, brexiteros, separatistas xenófobos, creacionistas, talibanes, feminazis, islamistas fanáticos, supremacistas blancos y demás descerebrados no deja lugar a dudas: Los zombis están entre nosotros y se multiplican para comernos el cerebro desenterrando ideas muertas y obsoletas.
El cerebro humano, la estructura más
compleja conocida (es un decir, pero lo están estudiando seriamente), como no se cansaba de proclamar el genial Punset (Redes), es un órgano que ha evolucionado para ayudarnos a sobrevivir, aunque
algunos todavía crean que sirve para encontrar la verdad.
Además produce un gasto energético muy importante, incluso cuando dormimos.
Otros animales usan el cerebro de
forma diferente. Algunos se lo comen.
Por ejemplo, existe un tunicado, la ascidia, que utiliza su "cerebro" (rudimentario, más bien una especie de ganglio cerebral) y sus sensores de posición, temperatura, etc, para desplazarse por el fondo marino hasta encontrar el lugar idóneo para implantarse y pasar ahí el resto de su vida. Entonces digiere el cerebro, porque ya no lo necesita, para ahorrar el gran gasto energético que le absorbe durante su primera etapa. Como es hermafrodita, tampoco le hace falta para encontrar o competir por parejas sexuales para la reproducción. No es tanto que se "come" o "digiere" su simple cerebro. Más bien lo recicla para hacer otros órganos más útiles.
¡Extra!¡Extra! No se pierdan el video del animal que se come su propio cerebro:
Iggy Pop en "Los muertos no mueren" |
La ascidia se come el cerebro
Tunicado, sea squirt o chorro marino |
¿Será la zombificación de la cultura el nuevo rasgo evolutivo que predominará y se transmitirá a la progenie de una nueva especie?
¿Nos comeremos el cerebro como la ascidia para quedarnos plantados en terreno cómodo?
¿O ya empezamos?
1 comentario:
Interesante teoría, para desarrollarla antes que me absorba mi cerebro.
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