Abriendo las cajas con libros de la última mudanza, entre las novelas de Phil K. Dick, los cuentos de Borges, un antiguo "Las 1000 y una noches" que fue de mis viejos y otros brolis que me acompañan a todas partes donde me radiqué (es un decir), redescubrí, por ahí, medio enterrado, un librito que había leído allá por 1997-98, en Mar del Plata: "El manual del perfecto idiota latinoamericano", de Plinio Apuleyo Mendoza, Carlos Alberto Montaner y Álvaro Vargas Llosa.
En aquel momento no pude evitar sentirme bastante identificado con el "idiota", al igual que los autores, bastante autocríticos los muchachos. El libro me sorprendió y, aunque no me seducía tanta onda privatizadora (ni ahora tampoco), me resultó muy interesante para abrir la mente a ideas antes impensables o inaceptables.
Lo empecé a releer con curiosidad por saber si todavía hoy, 17 años (nota: hoy son 27) después de su publicación, sigue teniendo alguna validez.
Se publicó en épocas de Carlitos M, aquel a quien no se debe nombrar (como en los cuentos de horror cósmico de Lovecraft). Claro: Eso de las privatizaciones en detrimento de lo estatal convivía mejor con el espíritu de aquel entonces.
Gran sorpresa: Hasta donde llegué a releer hoy, la introducción de Vargas Llosa (padre) y los primeros capítulos dedicados a desmitificar con cierta ironía las explicaciones vampíricas de Galeano en "Las venas abiertas de America Latina" de la pobreza latinoamericana, resultan tan actuales como las tiras de Mafalda.
Hasta parece estar describiendo con crudeza y humor la retórica actual de la izquierda (?), anclada en espejismos y malentendidos de los 70.
Lo que me lleva a escribir esto, con el permanente riesgo de perder amigos, es una rara sensación de deja vu, ¿vio?
Últimamente, y no sólo en Latinoamérica, en la Argentina K o CFK, inclusive los europeos barridos por la crisis o los nuevos progres que despertaron con el ruido de los respetabilísimos y justificadísimos movimientos internacionales de Indignados, me da la impresión de que... ejem, digo yo, este quee,...mmmm,... bueno, ahí va, one, dos, tresss:
Tras la crisis financiera mundial, la idea setentista (subversiva en Latinoámerica de aquella época) de que USA, las multinacionales, el FMI, el Banco Mundial, el banco Europeo, los ricos (gente y países), etc. eran los culpables de las penurias económicas de los pobres (también gente y países) y la idea de suma cero de la economía, es decir que lo que unos tienen se lo sacaron a otros, han pasado a formar parte del mainstream o corriente dominante actual. Una moda que llegó para quedarse.
Así como el rock progresivo, underground y revoltoso, de nuestra tierna juventud se ha popularizado y los jóvenes musicales de ahora adoran los "clásicos" de los 70, de Led Zeppelin, ELP, Jethro Tull, Pink Floyd, Spinetta y Sui Generis, entre otros, paralelamente el ciudadano común global ha incorporado a su discurso cotidiano una especie de vieja cinta de cassette que repite, chirriante en distintos idiomas, lo mismo que el "idiota" del libro, como los intelecto- izquierdosos en los 70.
Lo contrario sería subversivo en estos tiempos actuales, en que tanta gente bien pensante parece haber descubierto a los culpables de los males del presente y las atrocidades del pasado.
Cuarenta años después, año décimo tercero del siglo veintiuno. El túnel del tiempo.
Sería divertido saber qué pensarían por allá ahora de este librito. (Ah, me acabo de enterar de que hubo una continuación: "El regreso del idiota", en 2007, dedicado en gran parte a Hugo Chavez.)
Supongo que El Idiota volaría por la ventana, literalmente defenestrado.
En fin.
Que todo sea para bien.
El perfecto idiota en acción. Ahora en Brasil.