disuadir un gobierno no constitucional;
repeler invasiones;
suprimir insurrecciones;
facilitar un derecho natural de defensa propia
participar en la aplicación de la ley;
permitir a la gente organizar sistemas de milicia.
El 28 de junio de 2010 la Corte Suprema de EEUU sentenció que ninguna ley estatal o local puede restringir el derecho a poseer o portar armas que reconoce la Segunda Enmienda" (fin de la cita, Rajoy dixit)
En la práctica, gracias a una interpretación muy creativa de la segunda enmienda de la constitución, casi cualquiera puede comprar prácticamente sin trabas (dependiendo de las normas de cada estado) armas de fuego, de guerra inclusive, con las consecuencias tristemente conocidas.
Pero ¿qué necesidad había?
Las guerras civiles y de independencia, los pueblos sin ley
como el Salvaje Oeste de los pioneros y
protegerse de los feroces ataques de y/o masacrar a los feroces
aborígenes de las aguerridas tribus originales etc, son situaciones bastante comunes al
pasado reciente de muchos países y no singularidades estadounidenses
como pretenden hacernos creer.
Profecía autocumplida
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Aplicación práctica del precepto de Chéjov |
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El cine y las series norteamericanas parecen ilustrar, como una profecía autocumplida, tanto el consejo de Chéjov como la esotérica segunda enmienda de su Constitución, ya que da la impresión de que no hay película (o serie) donde no aparezcan armas en el primer acto para desencadenar una mortífera lluvia de balas antes del final, y a menudo durante todos los actos.
Por supuesto existe otro tipo de pelis y series yankis, comedias y dramas interesantes, donde no hay armas ni violencia física, pero si vemos la proporción en cine, en Netflix y otras plataformas, las balas diluvian en la mayoría. Como la producción es muy numerosa hay muchas pelis sin violencia también. Un porcentaje pequeño de una cantidad muy grande es un número grande también, así como el pequeño porcentaje de multimillonarios chinos también resulta ser mucha gente (deben ser millones, porque, por poner un ejemplo el 1% de 1300 millones de chinos son 13 millones de chinos).
En las pantallas, la sangre salpica por doquier.
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Los intocables
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Aunque usted no lo crea, antes de que Kevin Kostner saliera del parvulario (jardín de infantes),
Los Intocables (The Untouchables) era una violentísima serie de TV de los 60, donde Elliot Ness, (interpretado por el recio Robert Stack) y sus muchachos combatían a balazo limpio a los gangsters que violaban la Ley Seca, que como su nombre lo indica, prohibía el comercio de bebidas alcohólicas en USA en los años 30. Pensándolo a la distancia, quizás no fuera una mala idea, pero eso ya es otra historia.
De pequeño, mi madre me prohibía ver Los intocables por TV ya que el grado de violencia le parecía excesivo para un pibe (chaval) de escuela primaria. Sin embargo, como mis compañeritos de escuela lo veían, debo confesar que yo también, a escondidas y amparado en la complicidad de mi padre, con quien esquivábamos las balas escudándonos detrás de la mesa del comedor, aturdidos por el tableteo de las ametralladoras Thompson.
Cientos de series y películas del oeste
(Bonanza, Maverick, El hombre del rifle, Laramie, La ley del revólver, Bat Masterson, etc, etc, etc), policiales (
Ballinger de Chicago, Dragnet, Patrulla de caminos, etc, etc) y de guerra (
Combate, Ataque, etc) cumplían afanosamente ambos preceptos, el de Chéjov (quien jamás pudo haberse imaginado una aplicación tan estrafalaria) y el de la segunda enmienda, que con total seguridad ha sido siempre tendenciosamente malinterpretada.
El cine italiano rápidamente copió la fórmula del éxito con los western
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Un dólar marcado. ¿En chino?
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spaghetti, exagerados hasta lo ridículo y divertidísimos, algunos filmados en el desierto de Almería, España, aprovechando la similitud paisajística con el salvaje oeste y la relativa economía de exteriores.
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Clint Eastwood en fase spaguetti
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El cine de Hollywood ha influenciado al cine mundial, que ha imitado la fórmula exitosa, y la sangre salpica también en el thriller francés, escandinavo, italiano o ruso.
Y esta violencia visual, eufemísticamente llamada acción, está hoy tan normalizada que ya no nos sorprende, y hasta la echamos en falta cuando (raramente) falta.
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Niños del mundo
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Gran parte de la humanidad ha pasado la infancia jugando con armas de juguete que nos fabricábamos con maderas, ramas o con rifles y pistolas de plástico producidos industrialmente, que imitaban muy bien a las que veíamos en la pantalla y que nos regalaban amorosamente nuestros padres o bien nos traía Papá Noel.
Otra gente, o la misma unos años después, se aficionó a violentísimos videojuegos online.
La pregunta existencial:
Imaginemos por un momento cómo habría sido el maravilloso mundo del cine si nunca hubiera existido la peculiar Segunda Enmienda de la constitución de EEUU y las armas no se vendieran allí como golosinas en un kiosko, sino tras una larga serie de lentos y complicados trámites, como en cualquier país normal.
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Kill Bill. Uma Thurman salpicando
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¿Tarantino se hubiera distinguido como realizador de dramas familiares y comedias juveniles? ¿Cómo habría sido, por ejemplo,
Kill Bill, aquella sangrienta y maravillosa locura del talentosísimo Tarantino, que homenajeaba, entre muchas otras cosas, a los films chinos de Hong Kong que a su vez parafraseaban a
Kung Fu (el "pequeño saltamonte"), la serie
norteamericana que alguna vez marcó con su impronta Sam Peckinpah, el lírico cineasta iniciador de una estética de la violencia que marcó una época con
Grupo salvaje -
La pandilla salvaje |
Perros de paja de Sam Peckimpah.1971
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(1969) o
Perros de paja (1971)?
¿La historia de un amor traicionado por un señor más unido a sus amigos del trabajo que a su nueva esposa?
¿La magistralmente tremebunda Breaking Bad hubiera sido un drama tragicómico sobre un ex profesor enfermo terminal, con serios problemas de relación con la familia y preocupado por las adicciones de un ex alumno?
Quizás
Terminator sería una pacífica saga sobre una inteligencia artificial muy neurótica y Arnold Schwarzenegger habría hecho carrera actuando sólo de maestro de escuela, hombre embarazado o gemelo de Danny De Vito.
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Schwarzy embarazado
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Gemelos |
Hipótesis: Sin segunda enmienda el cine de Hollywood no hubiera sido el más difundido e influyente mundialmente
El cine artístico francés o el italiano sin olor a pólvora habrían sido más difundidos y comercializados que el norteamericano y habrían influenciado al de la India, Japón, China, y América latina. O viceversa
La nouvelle vague quizás sería tendencia permanente en Occidente, Oriente, Sur y Norte.
O tal vez la fórmula del éxito mundial fuera la pornografía apta para todo público y las películas de contenido violento estarían calificadas "para adultos".
Posible corolario especial: Los videojuegos ultraviolentos no existirían.
O quizás el cine y las series sin violencia no despertaran mucho interés en ningún lado, porque sin tiros no hay diversión.
¿Y el mundo real? ¿habría sido mejor, peor, menos o más violento, o igual?
Quién sabe...
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