Sigfrido y el dragón |
Palau de les Arts |
Acabo de asistir a una representación filmada en el Palau de les Arts de Valencia de la ópera Turandot, que se proyectaba en una de las salas del mismo emblemático edificio diseñado por Calatrava.
No me aburrí: La música de Puccini es tan hermosa y la trama tan increíble que no dan respiro.
Turandot es una hermosísima princesa china, interpretada por una señora gorda que canta muy bien en italiano.
La Castafiore |
La venganza se ve perpetrada varias veces por año con el siguiente método: Cuando un príncipe de alguna de las provincias del imperio pretende la mano (y el resto) de la gélida pero hermosa gordita (hay que tener mucha imaginación) debe resolver tres enigmas que ella le propone. Si no consigue contestar las 3 adivinanzas el verdugo le corta la cabeza. Que pase el siguiente.
En el año de la acción ya van por el descabezado número 13. Todo un vaticinio.
Un señor gordito que también canta muy bien en italiano resulta ser el apuesto (otra gran concesión a la imaginación) hijo de un rey exiliado en el anonimato. Nadie sabe ni debe saber su nombre hasta el final. Esto es muy importante.
Prince of Persia |
El Sr. Gordito asiste casualmente a la ejecucíon pública del último pretendiente fallido, el Príncipe de Persia (como el del videoguego ) - El pueblo (coro) y Gordito piden clemencia para el bello principito, pero la gélida frígida hace seña al verdugo chino (interpretado por un bello efebo de nombre vasco) para que lo
liquide. Todos cantan maravillosamente en italiano.
Ahora viene una de las escenas que provocan mi total perplejidad: Gordito se enamora instantáneamente de Frígida y decide ser la próxima víctima del juego de las advinanzas.
Pin-Pan-Pon |
Los tres chinitos Pan, Pin y Pon, le cantan, siempre en italiano, sus historias personales y tratan de convecerlo de no someterse a la crueldad de la gélida Frígida y su sádico verdugo. Hacen gala de buena onda y sabiduría al aconsejarle que un flaco como él (es un decir), con pinta, guita y título nobiliario, puede tener todas las minas (mujeres) que quiera, mientras que Frígida por más principessa imperial y bella que sea (insisto: hay que tener mucha imaginación) no deja de ser una mujer con dos brazos, dos gambas, una cabeza, etc.
verdugo y víctima |
Los gordis, los tres chiflados chinos y el pueblo-coro siguen cantando maravillosamente en italiano.
Resumiendo, Gordito gana el juego, con música de suspense por parte de la orquesta y el apoyo del coro-populacho que ahora lo aclama tras haberle vaticinado torturas infinitas a manos del verdugo efebo.
Frígida se resiste a aceptar su derrota (claro, por eso es frígida), aunque su padre, el coro-veleta -populacho y Pin-Pan-Pon le espetan que no le queda otra.
Acá viene el segundo y quizás más importante fundamento de mi total perplejidad frente a la mente del libretista: Gordito le propone una adivinanza: Si Frígida consigue descubrir cómo se llama él antes del amanecer, él morirá, liberándola de su obligación de desposarlo.
Como nadie lo conoce, el coro-populacho-veleta se vuelve contra él, previendo con justa razón que que la cruel Frígida gorda va a mandar que los aprieten a ellos para que revelen lo que no saben.
Es una noche infernal, en la que nadie debe dormir. De ahí la famosísima y bellísma aria que canta Gordito, Nessun dorma (ninguno duerma, obviamente en italiano, no en chino.)
Ah, bueno. ¿Era por eso?
Frígida está dispuesta a torturar y matar a quien sea con tal de zafar. No obstante, Gordito, que sólo la vio de lejos (sin tocarla) dos veces, la ama apasionadamente y hace la vista gorda (nunca mejor dicho). El amor todo lo puede.
Y dicho y hecho: la pobre esclava Liu se suicida frente a la tortura, no sin antes confesar su amor por Gordito, callando su nombre y augurándole felicidad junto a Frígida (que la está torturando a través del verdugo chino efebo vasco) cuando despunte el alba.
Gordito y padre |
Ella se resiste |
Aún así Gordito decide terminar de conquistarla antes del amanecer. Tan seguro está el tipo que le confiesa que se llama Cafar, hijo de Timur (ah, eran turcos), pero ella lo rebautiza Amore (insisten con el italiano estos chinos tan excéntricos).
Finalmente todos aparecen cambiados de fiesta listos para comer perdices. La orquesta suena, los Gordis cantan, el coro-veleta también, aunque no se sabe muy bien si a favor o en contra de quien.
Chan-chán.
Música excelente, aunque demasiadas concesiones a la imaginación.
¿No le parece?
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