Mi primera visita fue durante su mercado navideño ( una especie de kermesse muy típica de cada ciudad y barrio en Alemania), con su calle peatonal adornada con guirnaldas y atestada de gentes de cien mil raleas (Joan Manuel Serrat dixit), puestos de comidas y bebidas regionales y también tradicionales de los países de origen de los inmigrantes que actualmente pululan por la región .
En sucesivas visitas recorrí el simpático jardín del palacio del siglo XVI desde cuya altura se puede disfrutar de una colorida vista de árboles y casitas de techo a dos aguas, y también caminé por los (en verano) frondosos bosques, que bordean el río Amper.
La atracción turístico-histórica principal de este agradable Dorf (pueblo) quedaba, indefectiblemente, para la próxima vez.
Quizás entreviendo el final de mi etapa germánica, me resigné al fin a la excursión postergada e inevitable.
Como suele suceder, la realidad resultó menos impresionante que la pesadilla premonitoria. La realidad de la visita. La realidad real sigue siendo impensable.
Setenta años después del fin, Munich, la cuna del huevo de la serpiente (como diría Igmar Bergman) acaba de inaugurar un nuevo Centro de Documentación sobre el pasado nazi muniqués en la Koenigsplatz (Plaza del Rey, antiguo baluarte nazi, hoy día convertido en zona de museos).
Desde hace décadas, la culpa (inculcada a las generaciones de post guerra y machacada por la educación y los medios) ha cambiado bastante las cosas. Existe oficialmente una especie de discriminación positiva frente los refugiados de países en conflicto y ningún político alemán actual osaría criticar la política del gobierno israelí (al menos opinable como la de cualquier otro país) a riesgo de convertirse instantáneamente en un cadáver político.
Bueno, en fin, que todo sea para bien.
Konzentrationslager Dachau Memorial en 2015 |
And the Jews killed the Arabs
And the Arabs killed the hostages
And that is the news
And is it any wonder
That the monkey's confused?
Extracto de "Perfect sense" (del álbum "Amused to death") de Roger Waters, 1992
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